mayo de 2017 |
Hace unos 7 años comencé a notar cambios en mi cuerpo, después de pesar 50 a 53 kilos como normal, comencé a subir de peso inexplicablemente, mi nuevo rango de peso era 59 a 62 kilos, en una ocasión alcance los 64, las uñas se me rompían o se abrían por la mitad, mi piel era absolutamente seca, sentía mucha tristeza y desanimo (siendo que siempre he sido una persona muy optimista), me dolían las articulaciones, tenía problemas con el periodo, dolor de cabeza, fatiga al subir escaleras, diarrea, bolsas debajo de los ojos y mucho sueño (aunque dormía bien, a las 9 de la mañana ya estaba agotada).
agosto 2015 |
No sabía lo que pasaba, tenía múltiples compromisos, problemas financieros, me enfrentaba al reto y la bendición de ser mamá de un niño de carácter firme y trataba de cumplir en todo y a todos, (ya no soportaba más estrés, lo único que me aliviaba era mi relación con Dios y el amor de mi esposo) me sentía incompetente, que si rendía en un lado, dejaba incompleto el otro, todos esperaban tanto de mi, me exigían tanto (tal vez no me exigían, yo me sentía así) y llegó el momento en decir "más no puedo, no puedo más". Tenía calambres, espasmos y dolores musculares, ya no podía hacer mucho esfuerzo, me dolía conducir el automóvil (por la costocondritis) y al ejercer mi profesión se me complicaba cada vez más, ya que al mover las piernas de los pacientes espásticos, cargar la camilla, el ultrasonido, subir y correr por todas partes, me dejaban reducida; se me olvidaban las cosas, las citas importantes las pasaba por alto, estaba muy distraída y no me podía concentrar.
mayo de 2016 |
Después de ese año, la médico internista decidió medicarme con levotiroxina, (así el nivel no fuera de 10), pero como los síntomas persistían, era la hora de consumirla 30 minutos antes de mi primer alimento en la mañana, así lo hice durante un año, así los niveles de TSH mejoraron, pero los síntomas no, me decían que una vez empezara a tomar esa pastilla, nunca más la podía dejar y al leer sobre sus efectos secundarios, no quede muy animada con el tema, pero mi cuerpo la necesitaba, (2 años antes de eso, un médico especialista en farmacología vegetal y terapéuticas alternativas el doctor Juan Marulanda, me había explicado el por qué no debían medicarme, hizo un gráfico en un papel y me sugirió un tratamiento alternativo, no mostré mucho interés por el tema y no concrete nada con él).
Al cabo de haber esperado un año y luego de otro año con levotiroxina, el siguiente año decidí no tomar más la pastilla (eso no te lo recomiendo, sin supervisión médica), estuve 3 meses bien pero luego comenzaron los peores síntomas, un día tenía tanto mareo y debilidad que no podía ni girar en la cama para ningún lado porque sentía fatiga, mareo y taquicardia, ese fue el tope; otro año mal de mí tiroides, nuevamente exámenes y por supuesto mi TSH elevada. Al pedir una nueva cita médica volví a encontrarme con el mismo doctor Juan Marulanda, especialista en farmacología vegetal, le pregunte que si me podía ayudar con las terapéuticas alternativas, que si mi problema tenía solución, con la fortuna de escuchar que sí. Lamentablemente algunos médicos se dedican a prescribir fármacos químicos, sintéticos y que traen efectos secundarios, donde te sale más cara la cura que la enfermedad, la industria farmacéutica (con excepciones claro) infortunadamente está encargada en vender y no en ayudar realmente a los pacientes; eso no era lo que yo quería para mí, porque yo no trabajo así, la prioridad debe ser el que la persona encuentre una solución, un nuevo rumbo, una real ayuda y no seguir llenando las arcas de unos que solo buscan sus propios intereses, (me refiero a los dueños de las EPS y sus alianzas estratégicas con casas farmacéuticas).
Yo lo que quería saber era por qué me estaba pasando eso y cómo lo podía cambiar, pensaba: "estoy muy joven para estar enferma", siempre creí que había otra solución y no me conformé con la respuesta de un doctor cuando le dije: - "me gusta hacer ejercicio, pero siento que no puedo" y su respuesta fue: "usted no puede hacer ejercicio, tiene que mentalizarse acerca de eso" dije "debe haber otra respuesta y la voy a encontrar". Y así fue, comencé mi tratamiento con medicina vegetal, me ceñí a los cambios alimentos, consumí las vitaminas y medicamentos prescritos por el doctor, hice ejercicio muy suave como pilates y yoga, deje a un lado los factores que desencadenaban estrés (como el manejar en horas pico en mi linda ciudad de Bogotá) y acostarme lo más temprano que se pudiera para así poder descansar, (esto fue lo máximo ☺), aprendí a dejar para mañana lo que no podía hacer hoy (esto no es mediocridad, es amor propio), a no agradar a todo el mundo, sino primero a mi, a ir un paso a la vez, a bajar las expectativas que tenía acerca de otros y de la vida misma y a vivir feliz cual fuera que sea mi situación.
Lógicamente con esto mejoré mucho y mi tiroides resucitó, (hoy los niveles que manejo son de 2.9 y estamos trabajando para que llegue a 2), he visto lentamente como mi cuerpo se ha recuperando y como han desapareciendo los síntomas. Hoy en día disfruto del ejercicio, subo 8 pisos perfectamente por las escaleras y hasta doy clases de acondicionamiento físico, tengo optimismo, me siento feliz, sana, saludable y he emprendido nuevos proyectos, es como si mi competencia y habilidad hubiesen resucitado, he vuelto recargada jajaja☺☺☺
En mi próximo blog voy a contarles más detalladamente acerca de este proceso.
Este lunes en mi canal de YouTube Melina Melo presentaré una entrevista con el doctor Juan Marulanda (especialista en Farmacología Vegetal y Terapéuticas alternativas) quien dirigió el tratamiento y me ayudó a recuperar mi salud.
Muchos éxitos para todos.
https://www.youtube.com/
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ResponderEliminarExcelente... Qué bonita historia... Te felicito Meli...
ResponderEliminarGracias Johan.
EliminarIncreíble historia de superación personal, súper...
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